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Ruta

Nicolás Gómez y su manera de afrontar la crisis del COVID-19 en el epicentro de la pandemia

En Italia la crisis pasó los niveles. La muerte se ha vuelto un paisaje común en tiempos del coronavirus. Miles de italianos siguen pereciendo ante la lucha incesante de acabar con la propagación de un patógeno que llegó de la nada y ha puesto a toda una nación en jaque, con la desesperanza de que aún con los esfuerzos mancomunados entre las autoridades gubernamentales y el sector de la salud, no hay solución a la vista.

Bérgamo, una de las principales ciudades de la industria italiana, es hoy el foco principal de la pandemia con más de 5000 personas fallecidas. Varias hipótesis rondan el porqué de una situación insostenible: la primera el cierre tardío de las principales empresas con numeroso personal y clientes en contacto. La segunda, y quizá un foco de expansión voraz, el histórico partido de Champions League en el que Atalanta, equipo principal de la ciudad, venció al Valencia (equipo de España, segundo país en Europa más afectado) por los octavos de final del torneo de clubes más prestigioso del mundo.

“Ese día ganó Atalanta, entonces más de 30 mil personas se abrazaban y se besaban por el triunfo. Ustedes saben como se vive el fútbol y por esos días estaba creciendo el número de contagios. Ya se conocía de la existencia del virus pero sin importar fueron y jugaron”, cuenta Nicolás Gómez, el joven y promisorio sprinter del Team Colpack, que cumpliendo sus labores para la prestigiosa cantera del ciclismo italiano, quedó atrapado en medio de una situación compleja, sin posibilidad de repatriarse y sin más consuelo que usar la tecnología para acercarse a su familia, la compañía incondicional de sus directores y su familia adoptiva.

“Sin los directores del equipo no estaría bien física y mentalmente acá. Sin ellos nada sería lo mismo”, agradece Nicolás, quien comparte sus días de confinamiento con Rosella y Gianluca, encargados del manejo administrativo del equipo; también con  Anna y Marzio, y sus hijos Mirko y Erika “los hermanitos pequeños que nunca tuve”, describe el colombiano de 20 años, hermano Valentina Gómez, una reconocida, activa y bella YouTuber que cuenta a la fecha con 459.000 seguidores en instagram.

Lory Colombo, la encargada de hacer las labores de casa para los ciclistas, se convirtió en su madre adoptiva. La italiana creó un vínculo afectivo especial con Nico, personaje simpático, ocurrente y un artista con la bicicleta. “Ella nos hace el almuerzo, la comida y el oficio, pero los fines de semana que no corría y que estaba acá solo, y que ella no tenía por qué venir a trabajar, venía y me llevaba a comer en restaurantes”, cuenta el colombiano, campeón nacional juvenil y ganador de diversos eventos de pista y ruta en categorías menores representando a la selección Antioquia y al equipo Avinal GW El Carmen de Viboral.

“Si no es por los directivos del equipo estaría muy mal. Ellos están siempre ahí brindándome compañía, se hacen sentir. Tuve la fortuna de llegar a un excelente equipo de deportistas y de personas que es lo más importante”, remarca Gómez, confinado en su residencia en la población de Almé, desde el pasado 8 de marzo.

“Es en estos momentos cuando uno piensa que pudo haber compartido más momentos en familia y que ahora no se pueden recuperar. Es lo que más reflexiono”, dice con la voz un tanto entrecortada, pues desde que empezó el martirio del virus en Italia ha debido aferrarse al amor familiar desde la distancia, y al apoyo de amigos como su ex entrenador David Vargas, uno de los principales mentores del ciclismo en la población del Carmen de Viboral.

“David me dio muchos consejos y empecé a estudiar sobre el cuerpo humano y cosas relacionadas con el ciclismo para entender varios aspectos. La primera semana fue muy difícil, pues también falleció José ‘Polvo’, la persona que me dio la oportunidad de empezar en el ciclismo. Tuve que ser fuerte para empezar a despejar la mente haciendo rodillo y estudiando. Esa es mi rutina. David está muy pendiente y me pregunta cómo estoy, al igual que mi familia”, afirma la joven realidad del ciclismo colombiano, que antes de quedar atrapado en la encrucijada subió al podio de GP dell’Industria Civitanova Marche – Memorial Cesare Lattanti.

“El podio se lo dediqué a él (a José), luego llegó el virus y estuve muy mal por estas situaciones. Solo me queda esperar y seguir con calma, sabiendo que estas cosas no suceden todos los días y que si me tocó vivirla lejos de mi familia y que no pude regresar es por algo. Debo sacar las cosas más positivas”, afirma el antioqueño, ganador del Memorial Denis Zanette e Daniele Del Ben y segundo en la Memorial Gianni Biz, carreras del evento denominado “Cuatro Días de Brugnera”.

Colpack, empresa dedica a la producción de bolsas en polietileno para la recolección de residuos, también se ha visto afectada por el golpe económico del mercado. Sin embargo, sigue apostando por la mantener al equipo que desde 2019 entró en la categoría continental y que ha promovido en los últimos años a talentos como el ucraniano Mark Padún (Bahrain Merida) y los italianos Andrea Bagioli (Deceuninck Quick Step) y Alessandro Covi (UAE Team Emirates). Nicolás, único latinoamericano en la nómina, es la gran apuesta del futuro. “Mis compañeros están por toda Italia, tratamos de entrenar por Swift (aplicación para simuladores) y hacer videollamadas cada dos días para saber cómo estamos”

“Sobre la situación del equipo no sabría decir algo, pero si los futbolistas están pidiendo ayuda para los sueldos, no quiero imaginar lo que puede ser para el ciclismo. Es un golpe duro para las empresas que tienen que cerrar y bajar su producción”, razona, no sin antes dejar un mensaje para Colombia: “cuando uno ve la muerte de frente, aprende a valorar la vida. Sigan en sus casas”.

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