El colombiano Rigoberto Urán fue protagonista principal en la definición más ajustada de toda la historia. Nunca antes los aspirantes al ‘Maillot Jaune’ llegaron con menos de un minuto a la última etapa competitiva, y con un líder en alerta. Tampoco hubo un ciclista latinoamericano más cerca de conquistar la gloria que Urán, competidor de raza que resurgió compitiendo a lo grande frente a Chris Froome, el ciclista más dominante del último lustro.
Con su desparpajo, frescura y experiencia en pruebas de tres semanas, el antioqueño se metió en la discusión rompiendo pronósticos y desafiando la hegemonía del británico, que sumó su cuarta corona en la ronda francesa, con la particularidad de que siempre tuvo a un colombiano acompañándolo en el podio. En 2013, 2015 y 2016, Nairo Quintana estuvo a su lado, mientras que en la edición 2017 el elegido ha sido Rigoberto Urán.
El primero en disfrutar la ceremonia en los Campos Elíseos fue el boyacense Fabio Enrique Parra, que en 1988 abrió el camino compartiendo el podio junto Steven Rooks y el español Pedro Perico Delgado. Tuvieron que pasar 25 años hasta la irrupción de Nairo en 2013. De ahí en adelante el boyacense extendió su serie hasta 2016.
Esta temporada el turno fue para Rigoberto Urán, quien a sus 30 años y con dos podios de Giro y una medalla olímpica, certificó su vigencia con estupendo subtítulo a menos de un minuto (54 segundos) del liderato.
“Ser segundo en un Tour de Francia es algo muy bonito para mí, es algo con lo que siempre soñé”, resumió, con su estilo distendido, uno de los ciclistas más importantes en la historia del ciclismo colombiano.
